Evaluación de un proyecto informático bajo la nueva directiva de responsabilidad por productos defectuosos

Negociación en proyectos informáticos. Evitemos el juicio

Evaluación de un proyecto informático bajo la nueva directiva de responsabilidad por productos defectuosos

Introducción: La implementación de cualquier proyecto informático, ya sea un sistema ERP, una solución SaaS, o una aplicación personalizada, requiere una planificación precisa para cumplir con las expectativas de funcionalidad y seguridad del cliente. Con la nueva Directiva de Responsabilidad por Productos Defectuosos de la UE, es crucial asegurar que los proyectos tecnológicos estén libres de defectos que puedan ocasionar responsabilidades legales. A continuación, se detallan los aspectos esenciales a tener en cuenta al evaluar cualquier proyecto informático conforme a esta normativa.
Funcionalidad del software y seguridad esperada
De acuerdo con la Directiva, un software se considera defectuoso si no ofrece la seguridad que una persona tiene derecho a esperar o si incumple con las normativas de seguridad aplicables. En cualquier proyecto de software, esto implica:
Cumplimiento funcional: El sistema debe cumplir con las funciones clave esperadas, ya sea un ERP, un CRM o cualquier otro software, sin presentar fallos críticos que afecten su operatividad.
Seguridad informática: El software debe estar protegido frente a vulnerabilidades que puedan comprometer los datos o el funcionamiento general del sistema. Cualquier brecha de seguridad o error que exponga al cliente a riesgos de ciberseguridad puede considerarse un defecto.
Evaluación de daños potenciales
La Directiva amplía la definición de “daño” para incluir, además de los daños físicos o materiales, la pérdida o alteración de datos que no se utilicen exclusivamente con fines profesionales. Esto afecta a:
Pérdida de datos: Si un proyecto informático falla y causa la pérdida o alteración de datos importantes para el cliente, ya sean datos financieros, de clientes o de operaciones, esto puede ser objeto de reclamación.
Daños psicológicos: Un fallo crítico en un sistema informático que provoque disfunciones graves en las operaciones de una empresa y genere estrés en los empleados puede también considerarse un daño indemnizable.
Actualizaciones y modificaciones posteriores
La Directiva también cubre los defectos que puedan surgir después de la comercialización o puesta en marcha de un software debido a actualizaciones o modificaciones. En cualquier proyecto informático, es esencial considerar:
Que las actualizaciones o mejoras del software no introduzcan nuevos errores ni vulnerabilidades.
Implementar un plan de gestión de riesgos que evalúe el impacto de cualquier cambio en el software, especialmente en cuanto a ciberseguridad.
Pruebas de defectuosidad del producto
Para que un cliente pueda reclamar daños, debe demostrar que el software es defectuoso, que ha sufrido un daño, y que existe un nexo causal entre el defecto y el daño. Como proveedor, es importante ofrecer:
Documentación exhaustiva de las fases del proyecto, desde el análisis de requisitos hasta la implementación.
Pruebas de validación y control de calidad que muestren que el software fue debidamente probado antes de su entrega al cliente.
Manejo de datos y servicios relacionados
En proyectos de software, muchos sistemas dependen de servicios digitales externos, como plataformas en la nube o integraciones con otros sistemas. Si un servicio relacionado falla y afecta el proyecto, también puede ser considerado un defecto bajo la Directiva. Es necesario evaluar:
La correcta interconexión con servicios de terceros, asegurando que estos funcionen de manera adecuada y no comprometan el sistema.
Definir responsabilidades entre los diferentes proveedores de servicios para prevenir posibles disputas sobre la causa de los fallos.
Presunciones de defectuosidad y facilidades procesales
La Directiva introduce mecanismos que permiten al cliente presumir la defectuosidad en caso de que el software no cumpla con los estándares de seguridad o presente fallos graves durante su uso. Para mitigar estos riesgos, es recomendable:
Realizar auditorías periódicas que aseguren que el sistema cumple con las expectativas de seguridad y funcionalidad del cliente.
Documentar el uso previsto y las configuraciones del software para prevenir malentendidos y reducir las posibilidades de reclamaciones relacionadas con mal uso.
Conclusión:
La evaluación de un proyecto informático bajo la nueva Directiva de Responsabilidad por Productos Defectuosos debe centrarse en la seguridad y funcionalidad del software, la gestión de actualizaciones y servicios relacionados, y la documentación detallada del proyecto. Garantizar estos aspectos reduce el riesgo de que el software sea considerado defectuoso, evitando así posibles responsabilidades legales para el proveedor o desarrollador del software.